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N Un día nuestros ojos fueron abiertos, vinimos al mundo sin siquiera saberlo, abrazábamos muñecas y jugábamos a ser mamas, tal vez sentíamos un especial cuidado que nos envolvía. Sin darnos cuenta ya somos mujeres, paradas frente a un espejo, podemos ver un rostro maduro, cansado y con muchas decisiones que tomar. Vaso frágil declara su palabra. Pero que fuerte llegamos a ser en El. 1ª Pedro 3:7
Sabemos que nos ha tocado un duro trabajo y muchas veces nos sentimos incapaces, tal vez aun… un poco de frustración, por momentos, seres incomprendidos o poco valorados. Cuan grande es la carga ¡exclamamos! Es ahí donde verdaderamente caemos ante los brazos del Gran Padre, dejame decirte que, sí, somos vasos frágiles, pero que bien se está en sus brazos, es ahí donde El nos quiere, nos ha hecho seres necesitados y limitados para que le reconozcamos como nuestra ayuda. El viene a nuestro encuentro, nunca estaremos solas ni desamparadas en ninguna etapa de nuestro caminar.
T
e saludo en el amor inquebrantable de Cristo.
Salmo 107: 6, 7, 8
M arisol
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