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Es con gran gozo dirigirme a Uds. los que han nacido, crecido y sirven a Dios bajo esta visión, a mis
consiervos, obreros, compañeros de lucha, a los que están, los que estuvieron y los que estarán, paz del Señor. Suenan en mi corazón las palabras de l profeta Jeremías cuando dice: "Antes que te formase en el vientre te conocí y antes que nacieras te santifiqué, te dí por profeta a las naciones." (Jeremías 1:5) "Y cuando lo manda a casa del alfarero, y he aquí que él trabaja sobre la rueda y la vasija de barro se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija según le pareció mejor hacerla." (Jeremias18:1- 4) Y veo a ese Dios grande y sublime que predeterminó mi salvación, mi ministerio y también el tiempo y la forma de llevar a cabo su obra. Tu y yo estamos en las manos preciosas del alfarero, a veces nos desmoralizamos pero estamos en sus manos, nos desilusionamos, pero estamos en sus manos, nos sentimos decepcionados, pero estamos en sus manos, él lo va a hacer como mejor le parezca. Es por eso que me dirijo a Uds. invitándolos, animándolos, y diciéndoles que el buen alfarero nunca los defraudará.
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