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Hola, mi nombre es Pablo T. Sueiro... y este es mi testimonio.
Yo vivo en Argentina, soy uruguayo, pero por ciertos motivos estoy aquí. Me crié bajo un mundo de cosas malas, como la droga, el robo, peleas, asesinatos y cosas feas. Mis padres son cristianos, ambos en el servicio a Dios, bueno mi padre es pastor en Uruguay, a mi madre no la conocí, ella falleció cuando tenia apenas un año pero según me dijeron, era una mujer especial que cantaba maravillosamente para Dios. También tengo hermanos, cuatro varones y una mujer aparte de mi, todos de alguna manera sirviendo a Dios. El mayor es mi pastor, el que sigue es Marcos, que es como mi padre, después esta Juan y David, ellos viven en Uruguay, son dos amigos y consejeros y mi hermana a quien adopte como mi madre. Todos de alguna manera le sirven a Dios. Acá empieza mi vida... Yo rodeado de tantas cosas feas me acostumbre y ahí empecé. Todo fue tan despacio pero a la vez rápido. Empecé a fumar, a ir a bailar, a tomar de tal manera que los viernes, sábados y domingos eran un solo día. Después probé la marihuana, a la marihuana le puse cocaína, no tenia plata y le ponía pasta base. En algunas oportunidades robé, en otras corrí a tiros a algunos y en una ocasión vi morir a un amigo al lado mio. Ahí empezó todo. Yo en ese momento sabia que si se moría y no había aceptado a Cristo como su único salvador, él se iba al infierno. Ese pensamiento me mantuvo preso por un tiempo, yo no podía aceptarlo, mientras tanto mi vida seguía de peor en peor ya que no quería ir tanto a la iglesia y estaba muy atrapado por la droga. Estaba flaco, muy flaco, no me higienizaba muy seguido, la verdad... no tenía ganas de vivir. Sinceramente nunca pensé en suicidarme o algo así, simplemente no entendía y nadie me entendía. Mi pastor, cada vez que yo iba ala iglesia predicaba y sus palabras eran puñaladas, tiros, flechas. No podía estar ahí. Mi hermano Marcos ya no se preocupaba, aunque él decía que si, mis otros hermanos estaban en Uruguay, ni enterados de mi situación, mi hermana que tenía 3 hijos propios y en ese momento andábamos con unas "luchitas" y yo con mi cuñado mucho cariño no nos teníamos... Bueno nadie me entendía. En esos días empiezo un trabajo a 150 Km. de Bs. As. Era un trabajo en el puerto, me invitaron y yo fui. Llevé mis "provisiones" ya que tenía algunos compinches que andaban como yo. Trabajábamos y fumábamos y cada vez peor, pero no tenía que aguantar a mi familia. Yo me había llevado una Biblia, un Nuevo Testamento, que al estar aburrido quizás creyendo que algo mágico pasaría la leía. Bueno esto siguió por un par de meses, me iba los domingos de tarde y volvía los viernes, recuerdo que cada vez era diferente, iba, llegaba y trabajaba. En mi recordaba cosas que mi hermana me decía, cosas que me hacían pensar y llorar hasta llegar a mi trabajo que quedaba a dos horas de viaje. La verdad, nunca supe que es algo entre un hijo y una madre, pero cada vez que ella me protegía con sus palabras, sentía un cariño inexplicable. Las semanas empezaron a cambiar, llegó el verano y mi hermano el pastor había organizado una campaña allá donde vive mi padre y me había invitado. Y bué dije yo, un poco de aire me hará bien aparte allá tengo amigos, voy! Si voy. Fuimos, mientras viajábamos yo pensaba "Porqué no me traje nada para fumar..." y a donde íbamos no había nada, bueno por lo menos cigarros. Llegamos. -Hola pá! Que alegría!, y enseguida me fui con mis amigos, les conté todo, ellos son de campo, nada que ver de donde venía yo... imaginense como quedaron algunos, ya me miraban medio raro, otros decían que me habían visto en los noticieros. Yo me reía cuando estaba con ellos, pero cuando estaba solo... Ay! me faltaba algo y era la droga..., la única forma de apaciguar eso era estando con alguien o durmiendo, así que me la pasaba durmiendo. -Bueno... vamos a trabajar...! dijo mi hermano el pastor. Y ahí fui sin ganas pero el se jugó con las facturas y el yogurt y no lo podía dejar solo. Esa semana fue tremenda, preparación de acá para allá, ya estaba cansado y no veía la hora de volver, pero empezaba la semana de actividad y venían hermanos de todas partes de Uruguay. Yo esperaba conocer chicas, alguna hermanita media "rebeldona"... A mis ojos no había venido ninguna hermana de mi parecer, ni tampoco rebeldona... Que aburrido! Bueno encontré a alguien, una hermana y empezamos a hablar; yo le conté mi situación y ella me dijo que por algo estaba ahí... que tenía que tener fe en Dios, yo dije: "Eso ya lo sé, aparte qué me vas a enseñar vos, si yo soy nieto, hijo, hermano y sobrino de pastores, me parece que el que te tiene que enseñar algo soy yo" Y me fui. Esa palabra, FE.., quedó, y lo que ella me dijo algún día se lo diré a alguien. Entonces busqué en La Biblia una palabra, ayuno y oración. Un día me levanté y dije "Hoy no voy a comer nada y voy a pedirle a Dios que algo pase... no sé... algo" Yo tenia mucho hambre y no aguantaba mas, pero aguanté, aparte no quería que lo noten, porque había aprendido eso. Esa tarde hubo culto de jóvenes en Ansina... empezó la reunión el hermano Tito. Ya algo me estaba pasando, seguramente el hambre... no se, pero yo prestaba mucha atención. Cantamos, muy lindo, pero yo miraba que no pasasen amigos mios porque tenía vergüenza. Termino la adoración y le dan a mi hermano Juan para que traiga una palabra, él está sirviendo en Montevideo con el líder del movimiento, el pastor Reynaldo Gómez. Ese día trajo un mensaje que marcó mi vida. Habló de algo sobrenatural, extraordinario, Que ese era mi Dios! Me decía que en Él tenía que crecer, se lo decía a todos, pero a mi en especial. Eso me quebrantó y no pude parar. La reunión terminó y él vino muy humilde, yo le dije gracias, lo necesitaba. Bueno me dijo él y se rió. En ese momento lo quise mucho. Yo quería volver a sentir eso, pero a la noche el no predicaba entonces me quede en el lugar donde nos hospedabamos. Cuando volvió mi familia ellos se decían "¡Que impresionante!, la unción fue tremenda" y yo los escuchaba. Vinieron a mi y me preguntaron qué me pareció y yo les dije que con lo que me había pasado en la tarde me había bastado, que ya estaba lleno, encima Juan no predicaba... era Juan o Juan. Ya había terminad todo, de regreso a la vieja vida dije yo. Empecé a trabajar y extrañaba a mi familia. Un día mientras estaba allí en mi trabajo, estaba prendiendo una droga... marihuana con paco o pasta pase y note un cambio feo al probarla que hizo que la tire en frente de mis amigos. Cuando volvía a mi casa me quedaba en el culto y notaba que las palabras del pastor ya no eran tan golpeadoras y empecé a tomarlas para mi vida. Me acuerdo que hablaba del corazón de David, y yo cuando me iba en una oración le pedía a Dios un corazón nuevo, y así muchas enseñanzas que a través del tiempo empecé a recoger. Iba todo bien pero el trabajo se terminó y devuelta a casa, ahora ya pasaban cosas y yo débil y nuevo en esta vida, como un hijo pródigo, volví a la droga, esta vez peor. Era diferente, porque me drogaba y veía cosas impresionantes, veía como el diablo usaba a mis amigos y veía como los destruía. Un día dije basta, y en una oración de desesperación le dije al Señor: ¡No puedo mas! Voy a serte sincero, tú dices " La verdad os hará libre". Aunque yo mucho no te entiendo ni te conozco, se que puedes sacarme del vicio, yo ya no puedo mas, encima me gusta. En ese momento sentí algo impresionante, algo me traspasó... y yo me quedé mudo, solo veía con mis ojos cerrados cariño, amor, eso que un día vi en mi hermana, lo vi en mi; y ahí me vida cambió. Hasta el día de hoy no se como agradecer a mi Dios, ya tengo 23 años y el me libró de todo y me dió conocimiento del bien y del mal. Ahora lo elijo. Si avanzo o si me quedo, su amor me recuerda y avanzo. Sino lo miro a Él, directamente no veo, me enceguezco. ¿Se acuerdan de mi amigo el que falleció? El siempre decía, yo creo en eso que creen ustedes, lo decía por mi hermano el pastor, que una vez que se lo cruzó le dijo "Dios tiene un propósito contigo" Una semana antes de morir él se entregó en una casa donde se hacían reuniones; esto me lo confirmaron primos y amigos que teníamos en común. La vida tiene sentido y hay que vivirla. Que bueno es enseñar a vivir y darnos cuenta de los desiertos que pasamos para crecer. Hay que darle lugar a Dios y dejar que actúe, ser sinceros para ser libres. Esperar el tiempo, escuchar, retener lo bueno ya que no depende uno de sí, sino de Dios. Hijos de gracia son los que entienden esto, así como yo. Gracias le doy a mi Señor y el lo sabe, ya que su perfección me llevo a agradecer esta visión que es justa y sincera. Si me preguntan por que?? Es porque lo siento en mi, como si yo nada fuera... y lo que soy, es lo que tengo que dejar de ser, nada le escondo a Él. Que Dios los bendiga, y a través de ese Ser Divino, el Espíritu Santo nos perfeccionemos en Cristo Jesús. Para la gloria de Él... Amén. *Actualmente Pablo esta trabajando y sirviendo a Dios en el 1º tabernaculo, Montevideo. |
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