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¡Que recobre…! 

Fuerte, si, muy fuerte latía el corazón de este ser que se resistía a seguir en una condición de pura lástima, viviendo de limosnas y siendo objeto de menosprecios y acusaciones por su realidad triste, realidad que día a día lo llevaba a mendigar y a sobrevivir como tantos en el camino.

Algo comenzó a movilizar todo su ser, ya no podía resistir mas, comenzó a gritar, a clamar a gran voz, él sabía quien estaba pasando, reconocía sus pasos, muy cerca de él estaba Jesús, el hijo de David, el único que podía revertir cualquiera fuese su situación, muchos lo quisieron silenciar, pero nada, nadie logró que él desistiera, él no se detuvo a explicar a aquellos que querían callarlo, no había tiempo ni tampoco recursos, solo su clamor y su capa agitada con desespero lograron que Jesús se detuviera y le invitara a un encuentro donde su vida sería totalmente transformada de “estar sentado en el camino” pasó a seguir a Jesús en el camino.

Me llamó mucho la atención cuando Jesús le pregunta: ¿Qué quieres que te haga?; que recobre la vista contestó.

Me pregunto, ¿se puede recobrar algo que nunca se tuvo? O es que Bartimeo en alguna ocasión pudo ver, pudo disfrutar de los beneficios de tener sus ojos abiertos, de reconocer  que había otra realidad; ¡Vaya que sí! Cuantas cosas podemos no percibir con los ojos cerrados, nos podrán contar y seguramente pondrán lo mejor de sí para ilustrar las maravillas que pueden rodearnos, pero dos son las reacciones; el que vé, se maravilla, el que no, es indiferente.

Hablemos del camino, ¿Cómo te ha tratado? Seguramente hay mucho para contar, desilusiones, abandonos, incomprensiones, la capa es tan grande que se ha vuelto un gran abrigo donde se anidan todas aquellas cosas que producen “un pararse en el camino y mendigar”.

Bartimeo eligió clamar, el quería la sanidad, reconocía ser esclavo de esa condición y nada pudo detenerlo.

Vemos que ante el clamor Jesús no fue indiferente, lo llama y Bartimeo decidido al cambio arroja su capa y luego viene la pregunta ¿Qué quieres que te haga?

No hay limites para Jesús, si haz perdido algo, clama, que nada ni nadie te detenga y cuando Él te llame, no dudesm tirá tu capa, recibe y avanza.

Bendiciones, Marisol.

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